Las delicias de Dolores
Las delicias de Dolores
hoy serán secreto a voces,
y puede ser que al decente
le incomode ahora escuchar.
Al creyente en religiones,
(paladín del bien y el mal)
religando, por ejemplo,
sobre algún juicio final,
o sexos empoderados,
porque esta canción va de humanos
y no de supremacía
ni de genitalidad.
Son mis gritos de placer
Lo que oyes a dos voces
(ya nunca más enterrados)
cuando voluntaria, errante,
a mi amante me encadeno,
LIBRE como esta canción.
Y es que tengo muy, muy claro
en que parte de este cuadro
me desangro entre luz negra,
cabalgándome a horcajadas
el miembro del gran cabrón.
Soy pétalos incendiados,
Música al viento del látigo,
Naturaleza divina,
tan corpórea como etérea
y bestial:
SIEMPRE VIVA
y no por ser
comprendida por el vulgo.
¿Compadecida, tal vez?
quizá sea por envidia,
ya que dolor en el cielo
no sé yo si es padecer.
En este jardín secreto
marca con besos de llama
mi piel,
mi reverenda alma,
aquel a quien yo le dejo,
cuando juego a ser de él.
Haz de mi vida un orgasmo;
dime "puta",
Casanova.
Ángel negro de luz bella,
deslumbrante supernova
tu inocencia sin censura.
Mata mi sufrimiento,
destiérralo entre tus manos.
Hazme sentir que renazco
una y mil veces, como fénix
en tu abrazo,
y soy yo, siempre la misma:
Dolores,
la siempre viva.
SOY YO
la que garganta descose,
porque necesita MÁS,
más atada, más libre, entre lágrimas y sangre.
Soy yo,
quien hoy reclama
su pasión a borbotones,
desde mi pleno derecho.
Soy yo el animal deshecho
muriendo por la tortura
en las manos del que amo,
del que me ama.
Y gritaré,
Mi nombre en el suyo,
Su nombre en el mío.
Gritaré
a esos dioses ignorantes,
soberanos del tiempo y el espacio,
que yo me someto
ante quien diablos quiero.
Y que mi único amo,
este que me esclaviza,
en el que renazco y muero
sin que nadie más lo sepa,
es mi propio deseo,
húmedo, inexpugnable, secreto,
gritado en tierras baldías.
hoy serán secreto a voces,
y puede ser que al decente
le incomode ahora escuchar.
Al creyente en religiones,
(paladín del bien y el mal)
religando, por ejemplo,
sobre algún juicio final,
o sexos empoderados,
porque esta canción va de humanos
y no de supremacía
ni de genitalidad.
Son mis gritos de placer
Lo que oyes a dos voces
(ya nunca más enterrados)
cuando voluntaria, errante,
a mi amante me encadeno,
LIBRE como esta canción.
Y es que tengo muy, muy claro
en que parte de este cuadro
me desangro entre luz negra,
cabalgándome a horcajadas
el miembro del gran cabrón.
Soy pétalos incendiados,
Música al viento del látigo,
Naturaleza divina,
tan corpórea como etérea
y bestial:
SIEMPRE VIVA
y no por ser
comprendida por el vulgo.
¿Compadecida, tal vez?
quizá sea por envidia,
ya que dolor en el cielo
no sé yo si es padecer.
En este jardín secreto
marca con besos de llama
mi piel,
mi reverenda alma,
aquel a quien yo le dejo,
cuando juego a ser de él.
Haz de mi vida un orgasmo;
dime "puta",
Casanova.
Ángel negro de luz bella,
deslumbrante supernova
tu inocencia sin censura.
Mata mi sufrimiento,
destiérralo entre tus manos.
Hazme sentir que renazco
una y mil veces, como fénix
en tu abrazo,
y soy yo, siempre la misma:
Dolores,
la siempre viva.
SOY YO
la que garganta descose,
porque necesita MÁS,
más atada, más libre, entre lágrimas y sangre.
Soy yo,
quien hoy reclama
su pasión a borbotones,
desde mi pleno derecho.
Soy yo el animal deshecho
muriendo por la tortura
en las manos del que amo,
del que me ama.
Y gritaré,
Mi nombre en el suyo,
Su nombre en el mío.
Gritaré
a esos dioses ignorantes,
soberanos del tiempo y el espacio,
que yo me someto
ante quien diablos quiero.
Y que mi único amo,
este que me esclaviza,
en el que renazco y muero
sin que nadie más lo sepa,
es mi propio deseo,
húmedo, inexpugnable, secreto,
gritado en tierras baldías.